viernes, 4 de mayo de 2007

El discreto encanto de la seducción


“Si por el lugar donde incorpora el falo La Mujer
produce un hijo, entonces toda mujer jadeante es
una hechicera que con el aceite mágico de su
interior en celo lubrica el parto de su propia fantasía”.


¿Qué es la seducción? Un artificio del mundo que cambia a la naturaleza, un artificio que representa el dominio del universo simbólico.

El riguroso Freud afirmaba que sólo existe una sexualidad, una libido: masculina, centrada en el falo, la castración y la represión. Pero ese enfoque es insuficiente: hay que complementarlo ubicando lo femenino en otra parte, basado en otra fuerza: la seducción. La mujer seduce porque nunca está donde se piensa y ése es su secreto. Por eso, cuando se maquilla exacerba un rasgo para hacer de él algo más que un signo: la palabra de la mujer es una palabra anatómica, del cuerpo.

La seducción trabaja con las apariencias, es inteligente y espontánea, es principio de la incertidumbre. Lo masculino, al contrario es cierto y trabaja con criterio absoluto, lo que lo hace pobre y simple.

Se dice que la mujer resulta del hombre por sustracción (fábula fálica). ¿Por qué no puede ser el hombre quien resulta de la mujer por excepción? La mujer, en la fábula sexual inversa a la fálica, no envidia el órgano sexual masculino. Al contrario es el hombre el que envidia el poder de la fecundación de la mujer (privilegio inexplicable).

Se puede definir a la seducción como un intercambio ritual interrumpido. El hombre corre peligro cuando escucha reiteradas demandas de goce de la mujer. Hasta ayer se había enseñado a las mujeres a no pedir nada, para conducirlas a no desear nada. Hoy, lo masculino ya carece de interés debido a su gran determinante: el falo. La fascinación se dirige más hacia lo neutro, una sexualidad movediza y difusa. ¿Revancha histórica de lo femenino después de tantos siglos de represión?

El goce ha tomado el aspecto de una exigencia y de un derecho fundamental, por lo cual hoy la mujer se libera de una búsqueda de su goce. Para lograrlo, lo femenino posee su estrategia propia (juego del desafío), una forma irónica y alternativa de juego movedizo más allá de una estrategia sexual: una estrategia de desplazamiento (se-ducere: desviar de su vía).

¿La pornografía? Una alegoría, un intento de sobresignificación que roza lo “grotesco”, una síntesis artificial, donde reina la alucinación del detalle, los primeros planos, el fin del secreto y las apariencias misteriosas. El porno pone fin a cualquier seducción mediante el sexo. En nuestra cultura, lo sexual ha triunfado sobre la seducción, pero en el orden simbólico, la seducción es lo que está primero y el sexo no se da más por añadidura. La seducción puede darse y no viene necesariamente seguida del fin práctico.

El discurso de la demanda sexual seduce por sí, a no ser en la pornografía. El sexo son los cuerpos, masas que se esconden encantados y atrapan mediante la fascinación. Las lógicas seductoras y rituales son más fuertes y efectivas que el sexo mismo.

La seducción es un proceso reversible y mortal, no es el orden de lo real ni de la fuerza. Lo real no interesa, es un lugar de desencanto, es acumulación de materia muerta. Un discurso lleno de sentido no es seductor. La pornografía es una simulación desencantada.

¿La seducción es narcisista? Es seductor ser seducido. Lo que seduce no es ésta o aquella maña, sino que una persona seductora es aquella donde el ser seducido se encuentra a sí mismo. “Seducir es morir como realidad y producirse como ilusión”. La mujer seductora se enreda en su propio deseo y se encanta a sí mismo al ser una ilusión en la que los demás caerán a su vez. Esa es la estrategia de la seducción: utiliza signos sin credibilidad, gestuales sin referencia y no requiere pruebas. El embrujo está hecho a partir de lo que está oculto, los ojos que seducen tienen sentido, las miradas se enredan en una especie de duelo que prescinden de palabras. La seducción no posee tiempos y tiene su propio ritmo, sin el cual no tiene lugar. Nadie, si no es seducido, podrá seducir a los demás. Es un ciclo, ser seducido es la mejor forma de seducir y ser seducido es ser desviado de su verdad, es un desafío que enloquece al otro, no se puede dejar de responder: seducir es fragilizar.

En el juego de la seductora hay una especie de crueldad mental: “no quiero amarte, ni quererte, sólo seducirte. No quiero que me ames, ni me quieras, sólo que seas seducido”.

¿Cuál es el secreto? Es aquello que no puede ser dicho porque no tiene sentido y sin embargo circula, ésa es su cualidad seductora. Es el inverso de la comunicación, sin embargo, se comparte. Sólo adquiere su poder al precio de no ser dicho: sé el secreto del otro pero no lo digo y él sabe que yo lo sé pero no corre el velo. Esta complicidad permanece porque, si cualquiera de los implicados quisiera levantar el velo, no habría nada que decir. La seducción actúa a condición de no ser nunca dicha.

El secreto de la seducción puede estar en la evocación y revocación del otro a través de gestos cuya lentitud, cuyo suspenso, es similar a la película de una explosión en cámara lenta. Algo se alcanza a echar en falta antes de que llegue a su final, lo que constituye, si es que existe, la perfección del deseo.

La seducción posee un efecto prismático, el “eclipse de la presencia”, es el estar y no estar ahí, la ausencia seduce a la presencia. La seductora nunca está donde se la cree, donde se la desea.

La característica de la mujer seductora es hacerse apariencia para introducir el desconcierto, el adorno cede paso a la estrategia y el seductor adopta la forma de “calculo”. La seducción oscila entre dos polos; animalidad (seducción pura, instintiva, adornos naturales) y estrategia (el arte del maquillaje y de la moda permiten una simulación sistemática de la belleza natural, se construye a la mujer como objeto sexual mediante el artificio de la cara y del cuerpo).

¿Seducción masculina? Las armas son las mismas de la joven, que él vuelve contra ella y esta reversibilidad de la estrategia consiste en su encanto espiritual (FREUD). La estrategia del seductor o es otra que la del espejo, en el fondo no engaña a nadie y tampoco se equivoca. El seductor, que se cree dueño del juego, suele ser la primera víctima de la estrategia. La seducción femenina y la estrategia del seductor siempre intenta la muerte y rapto mental del otro, hechizarlo y hechizar su fuerza. No se trata del resultado de la fuerza de atracción de dos cuerpos, sino que es necesario que intervenga una falsa ilusión que mezcle las imágenes, haga rodeos y omisiones.

La mujer es el sueño del hombre, Dios la ha sacado del hombre durante su sueño. Ella siempre enseña, al menos, el arte de engañarla. El trabajo seductor consiste en hacer resplandecer los encantos naturales de la joven en apariencia pura, o sea, en la esfera de la seducción, y ahí destruirlos.

La pasión inversa a la seducción es la que más triunfa, la de no ser seducido. Se lucha contra quien desea seducirnos, se renuncia a seducir por miedo a ser seducidos. Por eso, la estrategia más usual es: seducir para no ser seducido.

Ningún jugador debe ser más grande que el juego, el cual debe sobrevivir a la muerte de sus jugadores. El tramposo es vulgar porque no se impone a la seducción del juego, hace trampas para escapar por miedo a ser seducido. El seductor era tradicionalmente un impostor que utilizaba villanías para alcanzar sus fines. Creía utilizarlas, porque cuando el otro se dejaba seducir lo anulaba y lo despojaba de todo dominio, cayendo el seductor en sus propias redes al no medir la fuerza reversible de toda seducción. Aquel que quiere gustar a otro, es porque ya ha experimentado el hechizo.

El universo se ha convertido en un universo de fuerzas y relaciones de fuerzas, se ha materializado en el vacío como objeto de dominio y no de seducción. La sexualidad predomina, la pornografía contamina.

¿Qué queda de ese hechizo?

¿Dónde está la seducción?


Dr. Mariano Muñoz-Hidalgo
Cátedra del postítulo en Asuntos Públicos
Corporativos 1997,
Universidad Diego Portales

5 comentarios:

Ciberviviente dijo...

Acerca de la seducción, de la mujer y sus secretos. Recuerde usted que el maquillaje era propio de los hombres, del ser masculino me refiero. Una vanidad necesaria para exaltar la belleza que, en el hombre, se mantiene desde su nacimiento hasta su muerte (no asé en la mujer) Recordemos los egipcios, por ejemplo. La mujer tiene, a diferencia del hombre, sólo una etapa en su vida donde abusar de su belleza, y esa es la juventud. El célebre pensador, escritor y dramaturgo Irlandés Oscar Wilde lo dijo: “con el tiempo, el hombre forma su rostro, la mujer lo deforma” Una gran verdad ¿No?

Claudio E. Moreno Rodríguez dijo...

Grande Hermano, usted si que es un sabio...
Hay una canción que me enloquece es de un Italiano se llama Raf.

Esta noche te pretendo,
tengo derecho a ti,
esta noche no me escondo,
hoy voy a por ti.
Se quien gana esta pelea, siempre tú,
pero dame esta muerte dulce,
de terciopelo azul.
Se que nos estamos buscando,
inutil es que digas que no,
esta noche compromisos no acepto,
es mi único derecho aqui hoy.

Te pretendo,
veamos si es que existe el amor,
esta noche voy a tocar fondo,
es tanto lo que tomo de ti,
yo no te quiero, te pretendo,
inutil es que digas que no.

Este amor yo lo pretendo,
es mi único derecho,
y tu único derecho soy yo.
Yo no te quiero, te pretendo
tengo derecho a ti...
tu dime solo como y cuando
y dime si, y dime si, y dime donde irás.
Se que nos estamos buscando,
inutil es que digas que no.
Esta noche estamos fuera del mundo,
tu único derecho soy yo.
Te pretendo,
veamos si es que existe el amor,
si tú me miras no respondo,
te juro no respondo de mi.
Yo no te quiero, te pretendo,
inutil es que digas que no.
Este amor yo lo pretendo,
es mi único derecho,
tu único derecho soy yo.

Linda no??
Un abrazo
Claudio

Anónimo dijo...

me descubriste!!!
y definitivamente esta es la época de la revancha histórica...
delicada observación.

Anónimo dijo...

Si, buen tema. Buen comentario abajo anónimo. Creo que es una época adecuada. Saludos.

Ananda dijo...

hola profesor...
se que no me conoce, soy alumna del profesor Claudio Moreno; mi nombre es Valeska Fuentes, poeta amateur; él me dió su blog y me pareció bastante bueno, el analisis que realiza respecto a la seducción femenina y su papel en este mundo es completo y muy cierto. Quisiera mantener una conversación algún día con usted, si se me diera la oportunidad. Con mucho gusto recibiría un comentario suyo en mi blog, hay en este algunos de mis poemas y comentarios con respecto a todo.
Ok, gracias, en otro momento volveré...
Ananda