martes, 10 de julio de 2007

Luis Eduardo Aute o cómo superar a Dylan

Anda
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L. E. Aute es, para muchos irredentos como nosotros, el más importante cantautor de la música popular española. La profundidad de sus textos y la sensibilidad precisa de su música lo ha llevado a producir verdaderas obras maestras, donde la iconoclasta y la vocación erótica han transitado centrípetamente hasta hacer época, que es decir historia.
Lo paradojal, por inesperado, es que su poética haya alcanzado la total venia del sistema: es demasiado simple afirmar que su genialidad derrota al rechazo, ¡es una explicación ingenua en el peor sentido del vocablo! El sistema ha podido siempre suprimir a los que alteran, así se trata de genios, profetas o mesías. Quizá la verdadera razón de la supervivencia de este díscolo en particular sea la dosis de perversidad ínclita en sus temas –y el establishment requiere constantemente hacer circular lo perverso como desfogamiento que desbrave al sujeto o personilla- junto con la absoluta falta de crítica social en su obra, lo que lo aparta del indeseable reducto de los revolucionarios que el Orden Establecido tanto aborrece.
He aquí una forma más de amor al límite: Aute se instaura como el maestro de la cota, a dos corcheas del kitsch, postmoderno hace 30 años y capaz de hacer su vivaque en el centro mismo del imaginario colectivo de toda la pobre España que Franco había vestido de luto, restaurando el Eros que la península debió sofrenar.
Pensemos que Aute es una anomalía y que su fama es un error unánime: él estaría dichoso de tamaña acusación.

ANDA

Anda,
quítate el vestido
las flores y las trampas,
ponte la desnuda
violencia que recatas
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.
Anda,
deja que descubra
los montes de tu mapa,
la concupiscencia
secreta de tu alma
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.
Anda,
pídeme que viole
las leyes que te encarnan,
que no quede intacto
ni un poro en la batalla,
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.
Anda,
dime lo que sientes,
no temas si me mata,
que yo sólo entiendo
tus labios como espadas,
y ven a mis brazos,
dejemos los datos,
seamos un cuerpo enamorado.


¿Qué sentido tiene el imperativo en esta canción? Interpelar al sujeto e inventarlo a ser persona. Es una invitación transparente al goce, a la fusión recíproca a través del olvido o descuido de lo racional y su encarnación social, la Ley.
"Quítate el vestidolas flores y las trampas…"

"…dejemos los datos "

"pídeme que violelas leyes que te encarnan"

Es mucho más que la mera balada evocadora del instante de pasión vivido: es una llamada actual al apasionamiento activo, es un orden y una petición al unísono, es Poder y es Deseo encabalgándose. La naturaleza de lo Femenino es esbozada con tres pinceladas: el vestido, que cubre la desnudez del cuerpo y, que además de ocultar reprime al tiempo que insinúa el cuerpo deseado; las flores, que operan como símbolos más culturales -el cliché social nos dificulta mucho más el imaginar a un varón recolectando flores y oliéndolas con delicadeza – de la fragilidad y de la corola genital en que Aute pensaba al escribir, así como del carácter efímero de las sensaciones y la consiguiente necesidad de privilegiar el momento presente –collige virgo rosa- ; y las trampas contranarrativa del discurso floral de la inocencia, denuncia de la amenazada de castración que nos ronda, delación de la sombra de Dalila entrevista tras una sonrisa angelical y otra vertical.
Vestidos, flores, trampas…irse despojando de las sucesivas máscaras, hasta desnudar la esencia sedentaria del existir o caer en el oropel de la superficie. Sentir, Luis Eduardo, maestro pintor de mujeres-sueño con pinceladas de sonido. La canción metaforiza el encuentro sexual bajo las propias narices del Generalísimo, pero ya es sabido que quienes tienen el poder para censurar carecen de la capacidad para entender las metáforas… y Aute es un abigeo, que roba corderillas blancas en los rebaños del orden social para desnudarlas en un pentagrama; ellas, las impúdicas, le dejan hacer por exhibicionistas y él a cambio las perpetúa en obras maestras o, lo que para ellas es más concreto, las pone en boca húmeda de todos los hombres.


Dr. Mariano Muñoz-Hidalgo
EL CUERPO EN FUGA
Seducción y Sentido en la Comunicación de Masas

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoi de acuerdo con él, pero sería injusto olvidar a otros tantos genios, ibañez, silvio, llach, serrat........
pepe pepe@pepe.com

Anónimo dijo...

Me gustó mucho, una maravilla...pero terminé leyendo lo de la seducción y me gustó más, ya que me interesa el tema y lo estoy tratando en la U, desde los poemas homéricos, la imagen femenina como pura seducción, cómo invita a la transgresión de la norma y como esto deviene en desgracia y muerte, es una crítica desde una perspectiva feminista y un enfóque al androcentrismo de la sociedad griega y su concepto de democrácia........un beso, chao.
Carla.
carlaaute@hotmail.com

Anónimo dijo...

Humano amigo!
Cómo me gustaría leer tus libros, pero no los encuentro en la helada Suecia.Siempre fuiste amante del erotismo, de los boleros, el tango, las mujeres, el arte. Te recuerdo mucho a pesar de los anos pasados.
Cynthia Candia
cynthiacandia@hotmail.com